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He aqui, yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrare a el, y cenare con el, y el conmigo. ( Ap. 3.20.)







www.elbingbangdelavida.es.tl - *LOS MISTERIOS...


                                   Los  Misterios


Es urgente comprender a fondo y en todos los terrenos de la mente, lo que realmente es la muerte en sí misma. Sólo así es posible de verdad entender en forma íntegra lo que es la inmortalidad. Ver el cuerpo humano de un ser querido metido entre el ataúd, no significa haber comprendido el misterio de la muerte. La Verdad es lo desconocido de momento en momento. La Verdad sobre la muerte no puede ser una excepción. El "yo" quiere siempre, como es apenas natural, un seguro de muerte, una garantía suplementaria, alguna autoridad que se encargue de asegurarnos una buena posición y cualquier tipo de inmortalidad más allá del sepulcro aterrador. El mí mismo no tiene muchas ganas de morir. El "yo" quiere continuar. El "yo" le tiene mucho miedo a la muerte. La Verdad no es cuestión de creer ni de dudar. La Verdad nada tiene que ver con la credulidad, ni con el escepticismo. La Verdad no es cuestión de ideas, teorías, opiniones, conceptos, preconceptos, supuestos, prejuicios, afirmaciones, negociaciones, etc. La Verdad sobre el misterio de la muerte no es una excepción. La Verdad sobre el misterio de la muerte sólo puede ser conocida a través de la experiencia directa Resulta imposible comunicar la experiencia real de la muerte a quien no la conoce. Cualquier poeta puede escribir bellos libros de amor, mas resulta imposible comunicar la Verdad sobre el Amor a personas que jamás lo han experimentado. En forma semejante decimos que es imposible comunicar la Verdad sobre la muerte a personas que no la han vivenciado. Quien quiera saber la Verdad sobre la muerte debe indagar, experimentar sobre sí mismo, buscar como es debido. Sólo así podemos descubrir la honda significación de la muerte. La observación y la experiencia de muchos años nos han permitido comprender que a las gentes no les interesa comprender realmente el hondo significado de la muerte. A las gentes lo único que realmente les interesa es continuar en el más allá y eso es todo. Muchas personas desean continuar mediante los bienes materiales, el prestigio, la familia, las creencias, las ideas, los hijos, etc., y cuando comprenden que cualquier tipo de continuidad psicológica es vano, pasajero, efímero, inestable, entonces sintiéndose sin garantías, inseguros, se espantan, se horrorizan, se llenan de infinito terror.

        
        
Porque tú todavía no eres. Hay un vacío interior, y el miedo a que si te relacionas con alguien más tarde o más temprano se demostrará que estás vacío. Por eso parece más seguro mantener una distancia con la gente; por lo menos puedes simular que eres. Tú no eres. No has nacido todavía, eres tan sólo una posibilidad. Pero todavía no eres su realización; y sólo dos personas que se hayan realizado pueden relacionarse. Relacionarse es una de las cosas más grandes de la vida; relacionarse significa amar, relacionarse significa compartir. Pero antes de poder compartir, tienes que tener. Y antes de poder amar tienes que estar lleno de amor, rebosante de amor. Dos semillas no se pueden relacionar, están cerradas. Dos flores pueden relacionarse, están abiertas, pueden mandar su fragancia de una a otra, pueden danzar bajo el mismo sol y en el mismo viento, pueden tener un diálogo, pueden susurrarse. Pero esto no es posible para dos semillas. Las semillas están totalmente cerradas, no tienen ventanas; ¿como van a relacionarse? Y esta es la situación. El hombre nace como una semilla; puede convertirse en una flor, o puede que no. Todo depende de ti, de lo que tú hagas contigo mismo; todo depende de si tú creces o no. Es tu elección; y la elección tiene que afrontarse cada momento; cada momento estás en un cruce de caminos. Millones de personas prefieren no crecer. Permanecen como semillas, se quedan en potencialidades, nunca llegan a realizarse. No saben lo que es la autorrealización, no saben nada acerca de la existencia. Viven totalmente vacíos y mueren totalmente vacíos. ¿Cómo van a relacionarse? Sería exponerte a ti mismo; tu desnudez, tu fealdad, tu vacío; parece más seguro mantener una distancia. Hasta los amantes mantienen cierta distancia; llegan hasta un punto, y permanecen alerta cuando se dan la espalda. Tienen sus límites; permanecen confinados en sus límites. Sí, hay cierta clase de relación, pero no es la de relacionarse, es la de la posesión: el marido posee a la esposa, la esposa posee al marido, los padres poseen a los hijos, y así sucesivamente. Pero poseer no es relacionarse; de hecho poseer es destruir toda posibilidad de relacionarse. Si te relacionas, respetas; no puedes poseer. Si te relacionas, se crea una gran reverencia. Si te relacionas te vas acercando y llegas muy, muy cerca, en profunda intimidad, superponiéndoos, sin interferir en la intimidad del otro, y a su vez el otro sigue siendo un individuo independiente. Es la relación del yo-tu, no la del yo-ello, superponiéndose, interpenetrándose, y a la vez en cierto sentido independiente. Kahlil Gibran dice: «Sed como dos pilares que sostienen el mismo tejado, pero no os poseáis el uno al otro, dejad al otro independiente. Sostened el mismo tejado; ese tejado es el amor».

        

Nuestro Universo era extraordinariamente homogéneo, y la temperatura de la radiación de fondo es la misma en cualquier dirección que observemos. El hecho de que la temperatura sea homogénea no sería sorprendente de no ser porque entre los dos extremos del Universo hay una distancia de casi 2.800 millones de años luz, mientras que la edad del Universo es 'sólo' de unos 1.400 millones de años. Teniendo en cuenta que nada puede viajar más rápido que la velocidad de la luz y la hipótesis de que hubo un instante inicial o big bang, el interrogante es: ¿cómo es posible que regiones físicamente desconectadas desde el "principio" del Universo estuviesen en estados físicos tan parecidos? Esto es lo que se conoce como el 'problema del horizonte', uno de los mayores quebraderos de cabeza de los cosmólogos, que siguen sin dar con la solución. # 3. Rayos cósmicos ultra-energéticos Los rayos cósmicos son partículas que llegan desde el espacio y bombardean constantemente a la Tierra desde todas direcciones. La mayoría de estas partículas son núcleos de átomos o electrones. Algunas de ellas son más energéticas que cualquier otra partícula observada en la naturaleza. El misterio está en su alta energía. La teoría especial de la relatividad de Einstein dice que cualquier rayo cósmico que llegue a la Tierra desde fuera de nuestra galaxia habrá sufrido tantas colisiones que el máximo posible de energía que puede tener es 5 × 1019 eV. Los rayos detectados desde hace una década por el observatorio japonés de Akeno están muy por encima de ese límite, con lo cual o los datos -tomados en diferentes ocasiones y siempre parecidos o erroneos.



       

Ha usted alguna vez acariciado el aterciopelado pétalo de una rosa? ¿O escuchado la cascada tranquila de un arroyo montañoso? ¿O paseado admirado a través de un bosque de secoyas? En esos momentos tranquilos, un pensamiento puede brotar de su alma: Solamente Dios pudiera crear tal belleza. La mayoría de las personas que han experimentado momentos como estos regresan creyendo que debe haber un Dios. ¿Pero cómo se relaciona una persona con su Creador? ¿Cómo llegamos a conocer a Dios? La Biblia, el libro más maravilloso en el mundo, señala el camino a Dios con cuatro verdades fundamentales. Veamos cada una de estas señales detalladamente. Nuestra Condición espiritual: Totalmente depravada La primera verdad es más bien personal. Una mirada en el espejo de las Escrituras, y nuestra condición humana se vuelve dolorosamente clara: Como está escrito: "No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios; Todos se han desviado, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, No hay ni siquiera uno." (Romanos 3:10-12) Somos completamente pecadores; totalmente depravados. Ahora, eso no significa que hemos cometido todo tipo de atrocidad conocida a la humanidad. No somos tan malos como podemos ser, solamente estamos tal mal como podemos estar. El pecado altera todos nuestros pensamientos, motivos, palabras, y acciones.

       
¿No lo cree usted? Mire a su alrededor. Todo alrededor de nosotros lleva las huellas manchadas de nuestra naturaleza pecaminosa. A pesar de nuestros mejores esfuerzos para crear un mundo perfecto, las estadísticas de crímenes continúan subiendo vertiginosamente, el porcentaje de divorcios continúa aumentando, y las familias se siguen desmoronando. Algo ha ido terriblemente mal en nuestra sociedad y en nosotros mismos, algo mortal. Porque, contrario a cómo el mundo lo pudiera presentar, vivir para "mí primero" no es lo mismo que una individualidad robusta y la libertad; es lo mismo que la muerte. Como Pablo dijo en su carta a los Romanos, "La paga del pecado es muerte" (Romanos 6:23): nuestra muerte emocional y física a través de la destructividad del pecado, y nuestra muerte espiritual según la sentencia justa de Dios por nuestro pecado. Esto nos lleva a la Segunda señal: el carácter de Dios. El carácter de Dios: Infinitamente santo Nuestra propia conciencia de que las cosas no son como deben ser nos indica una norma de bondad más allá de nosotros. La norma es Dios mismo. Y la norma de santidad de Dios contrasta severamente con nuestra condición pecaminosa. Las Escrituras dicen que "Dios es luz, y en Él no hay tiniebla alguna" (1 Juan 1:5). Él es absolutamente justo; lo cual crea un problema para nosotros. Si Él es tan puro, ¿cómo podemos nosotros que somos tan impuros relacionarnos con Él?



       

Son pues estos misterios de la vida, lo que nos demuestran la grandeza de Dios y su infinito amor y misericordia.  Y gracia, por medio de su unigenito hijo, Jesucristo.  Y su consuelo por medio del Espiritu Santo.




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